Revascularización transmiocárdica con láser (RTML)

Como los demás órganos y tejidos del organismo, el músculo cardíaco necesita sangre rica en oxígeno para sobrevivir. El corazón recibe esta sangre de las arterias coronarias. Pero en los pacientes con una enfermedad arterial coronaria (EAC), las arterias coronarias están obstruidas y dañadas, y no pueden suministrar suficiente sangre al corazón. El aporte deficiente de sangre rica en oxígeno al corazón se denomina isquemia.

Este aporte deficiente de oxígeno al músculo cardíaco aumenta el riesgo de sufrir un ataque al corazón y puede causar una afección dolorosa denominada angina de pecho.

La mayoría de las veces, el mejor tratamiento para la angina de pecho es el bypass coronario. Pero para algunos pacientes que tienen una enfermedad cardiovascular muy grave u otros problemas de salud, la intervención de bypass podría ser demasiado peligrosa. Además, algunos pacientes podrían haberse realizado ya muchos bypass coronarios y no poder realizarse intervenciones adicionales de bypass.

Para los pacientes que no pueden someterse a una intervención de bypass, existe un procedimiento denominado «revascularización transmiocárdica con láser» o RTML. La RTML no cura la EAC pero puede reducir el dolor de la angina de pecho.

¿Qué es la revascularización transmiocárdica con láser (RTML)?

La RTML es un tipo de intervención quirúrgica que consiste en el uso de un láser para crear pequeños canales en el músculo cardíaco que llegan hasta la cavidad inferior izquierda del corazón (el ventrículo izquierdo). El ventrículo izquierdo es la principal cavidad de bombeo del corazón.

Tras la RTML, cuando la sangre rica en oxígeno llega al ventrículo izquierdo, parte de esa sangre puede pasar por los pequeños canales y llevar el oxígeno tan necesario al músculo cardíaco privado de alimento.

Nadie sabe precisamente por qué la RTML ayuda a reducir el dolor de la angina de pecho. Algunos médicos piensan que la RTML estimula el crecimiento de pequeños vasos sanguíneos nuevos en la pared del músculo cardíaco. Este proceso se denomina angiogénesis. Estos vasos sanguíneos nuevos traen más sangre al músculo cardíaco, mejorando su estado. Otros piensan que el láser empleado en el procedimiento destruye algunos de los nervios del músculo cardíaco que causan dolor. Y otros creen que se trata de un efecto placebo. Es decir que los pacientes se sienten mejor porque recibieron tratamiento, no porque el tratamiento haya sido eficaz.

La idea de la RTML se originó al estudiar los corazones de los caimanes y las serpientes. En estos animales, la sangre que alimenta el músculo cardíaco va directamente del ventrículo al músculo, sin pasar por las arterias coronarias. Los médicos pensaron que esto podría lograrse en los corazones humanos.

La RTML es una intervención quirúrgica pero puede realizarse mientras el corazón está latiendo y lleno de sangre. Por consiguiente, no es necesario emplear una máquina de circulación extracorpórea. Además, los cirujanos no abren las cavidades del corazón, por eso la RTML no es una intervención de corazón abierto.

Lo que puede esperar

La operación se programará para el día que más les convenga a usted y al cirujano, excepto en casos de urgencia.Avíseles al cirujano y al cardiólogo si ha habido cambios en su salud, incluso si ha tenido síntomas de resfriado o de gripe. Las infecciones pueden afectar la recuperación.

Además, repase con el cardiólogo y el cirujano la lista de todos los medicamentos que toma (recetados, de venta sin receta y suplementos).

Es posible que antes de la operación deba hacerse un electrocardiograma, análisis de sangre y orina, y una radiografía de tórax. Los resultados de estas pruebas le darán al cirujano la información más actualizada sobre su salud.

Si fuma, el médico le pedirá que deje de hacerlo por lo menos dos semanas antes de la operación. Fumar antes de la intervención puede causar problemas respiratorios y de coagulación.

La noche anterior a la operación le pedirán que se bañe para reducir la cantidad de microbios que tiene en la piel. Durante la intervención se le administrará un medicamento para causarle sueño. Esto se conoce como «anestesia». Como la anestesia es más inocua si se administra en ayunas, le pediremos que no coma ni tome nada desde la medianoche del día anterior. Si come o toma algo después de la medianoche, es importante que les informe al anestesiólogo y al cirujano.

Recibirá instrucciones completas del cardiólogo y del cirujano antes de la operación, pero a continuación encontrará una explicación de lo que puede esperar durante la operación.

El día de la intervención

Se le administrará algo para relajarlo (un leve sedante) antes de llevarlo al quirófano.

Se le colocarán en el pecho pequeños discos de metal denominados «electrodos». Estos electrodos se conectan a un electrocardiógrafo que registrará el ritmo y la actividad eléctrica del corazón. Se le administrará un anestésico local para insensibilizar la zona donde se introducirá un tubo plástico (denominado «vía») en una arteria de la muñeca. Una vía intravenosa (IV) se introducirá en una vena. La vía IV se empleará para administrarle el anestésico antes de la operación y durante la operación.

Una vez que esté usted totalmente dormido, se le introducirá en la tráquea un tubo que se conectará a un aparato denominado «respirador», cuya función es mantener la respiración. Otro tubo se introducirá por la nariz y el esófago hasta llegar al estómago. Este tubo impedirá que se acumulen líquidos y aire en el estómago para que, al despertarse, no sufra de náuseas ni distensión abdominal. Se le introducirá en la vejiga un tubo delgado denominado «sonda», para conducir al exterior la orina producida durante la operación.

El cirujano cardiovascular dirige el equipo quirúrgico, que incluye otros cirujanos ayudantes, un anestesiólogo y enfermeras quirúrgicas.

Primero, el cirujano realiza una incisión en el lado izquierdo del tórax para llegar al ventrículo izquierdo del corazón. A continuación, el cirujano emplea un láser especial de dióxido de carbono para crear entre 20 y 40 pequeños canales en el músculo cardíaco. Estos canales son de alrededor de 1 mm de ancho, o aproximadamente del tamaño de la cabeza de un alfiler. El cirujano crea estos canales cuando el corazón está en sístole (fase de bombeo), porque es cuando las paredes del corazón alcanzan su mayor grosor y tienen menos probabilidades de dañarse.

Los canales podrían sangrar durante unos segundos, pero el sangrado se detiene cuando el cirujano presiona levemente sobre los canales con un dedo. La parte superior de los canales se cierra con un coágulo sanguíneo, pero dentro del corazón los canales se mantienen abiertos.

El procedimiento de RTML toma alrededor de dos horas.

A veces, una parte del corazón puede tratarse con una intervención de bypass mientras que otra parte puede tratarse con la RTML. En estos casos, la RTML se realiza al mismo tiempo que la intervención de bypass.

Tiempo de recuperación

Anticipe una estancia en el hospital de unos 4 a 7 días tras una RTML.

El restablecimiento tras una RTML puede tomar mucho tiempo. Tendrá que descansar y limitar sus actividades. El médico podría indicarle que comience un programa de ejercicio físico o un programa de rehabilitación cardiovascular.

Si trabaja en una oficina, típicamente podrá reintegrarse al trabajo dentro de unas 4 a 6 semanas. Si en cambio ocupa un puesto físicamente exigente, posiblemente deba esperar más tiempo.

La vida después de una RTML

Típicamente, los síntomas de enfermedad arterial coronaria y angina de pecho mejoran tras una RTML, pero puede tomar unos 3 meses o más notar una mejoría.

Tras una RTML los pacientes descubren que pueden realizar todas las actividades que antes les causaban dolor. También podrían descubrir que no necesitan tomar tantos medicamentos para el corazón, tales como la nitroglicerina.

Los estudios demuestran que, un año después de la intervención, entre un 80 y un 90 por ciento de los pacientes tratados con la RTML aún se sienten mejor de lo que se sentían antes de la intervención. También tienen un menor riesgo de sufrir un ataque cardíaco.